Un reciente estudio ha comprobado que el ritmo musical, las melodías y la armonia musical estimulan varias áreas particulares del cerebro, lo cual sugiere que la musica puede ser utilizada para ayudar en casos de problemas del habla y en varios tipos de problemas intelectuales vinculados a la vez con el cerebro y con los sonidos. Desde hace bastante tiempo los científicos estan investigando de que manera afectan la música y la armonia al desarrollo cerebral, especialmente en aquellas personas que estudian música y en las que se evidenciaron mayores interconecciones neuronales que en aquellas personas que son indeferentes a la música o que no estudian ningun instrumento musical.
El compositor Steven Halpern, que se ha dedicado a estudiar los efectos de la música sobre la mente, asegura que escuchar música puede facilitar el trabajo mental ya que los sonidos de alta frecuencia tienen propiedades estimulantes y regeneradoras sobre el organismo.
Instrumentos como el piano, el violín, la flauta, el arpa y el oboe se recomiendan para reavivar la concentración y las facultades intelectuales. La música con un ritmo lento, provoca un descenso de los ritmos cardiaco y respiratorio, beneficioso para el cuerpo y la actividad cerebral.
La mayoría de las piezas musicales presentan el inconveniente de que atraen la atención hacia ellas mismas, incluso las clásicas. La gente supone que la música clásica, como no tiene un compás fuerte y simple, debe ser la música de fondo ideal para el estudio u otra actividad mental, pero según el Dr. Halpern, esto no es necesariamente así: la música clásica también puede distraer.
Pero la música pop, tecno, rap, entre otros ritmos, tienden a ser peores, por la tensión incorporada, debido a que la progresión de acordes y la melodía generan una necesidad de resolución y éste es un factor decisivo musical conocido en el oficio como el “gancho”; es decir, la parte de la canción que incita a escucharla una y otra vez.
En cuanto al aprendizaje con música, ésta actúa poniendo al oyente en “estado de concierto”, en el que uno está físicamente pasivo, pero mentalmente despierto. Cuando nos encontramos en el “estado de concierto”, el aprendizaje se convierte en un proceso relajado, más que en un ejercicio consistente en embutir informaciones en un cerebro que no es receptivo.
Para estudiar, los padres de familia deben elegir música que sus hijos puedan oír sin distraerse, es decir, la música que seas capaz de percibir de fondo sin que su atención se distraiga siguiendo la melodía o el ritmo.
En Club de Tareas Samanay, incorporamos la música como parte de nuestra rutina diaria de estudio y asesorías de tareas porque consideramos que apoyan el ambiente de concentración en el cual trabajamos con los niños. Con el transcurso del tiempo, se han acostumbrado tanto al aprendizaje con música, que es fundamental en su espacio, porque los motiva constantemente al silencio y la dedicación.
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